Desvarío II: El venenoso fluido de la euforia

El venenoso fluido de la euforia baña sorbo a sorbo la cascada oscura de mi garganta. La dulce ponzoña contamina peligrosamente los ríos de la encarnada cuenca de mi cuerpo, vaticinando el gran geiser. El cariño latiendo a todo gas nos envuelve como una cegadora bruma negra, regalándonos estupefacientes máscaras. Bajo la sonrisa de la euforia y los abrazos del afecto, sobreviven impasibles la calma de la felicidad y la paciencia del amor. ¡Viva la fiesta!