Desvarío I: Algo se mueve en la noche


En la calle, la luna vigila con su luminosa mirada. En mi dormitorio, legiones de espectros despliegan una huracanada danza alrededor de mi cuerpo inmóvil tapado por las mantas. Casi puedo sentir su frío tacto en mi tembloroso rostro. Escucho en el pasillo unos pasos. Ya se acerca. Es el hombre de los ojos permanentemente en blanco, que contrastan con su atuendo siempre negro. Mi mujer duerme inquieta a mi lado, tal vez viviendo en pesadillas lo que yo estoy soñando despierto. Mientras tanto, el eco de las pesadas botas golpeando contundentemente las baldosas se aproxima. ¡Que no se la lleve! A ella no. A través de los visillos de la puerta de la habitación, no puedo ver su enorme y amenazante sombra… todavía.