El Juicio

Los que dan de comer al hambriento, de beber al sediento, visten al desnudo y visitan al preso serán absueltos en el Juicio Final. No seremos juzgados por lo que tenemos, sino por lo que damos. Y no por la cantidad de lo que damos, sino por su importancia, porque son mejores las dos monedas de bronce que da una pobre viuda que las monedas de oro y plata que dan los ricos. El Cielo es un regalo y no una recompensa. Es un regalo que aceptamos al dar, al entregarnos a los demás. Al amar, nos estamos dando a nosotros mismos un veredicto favorable en el Juicio.