Dedicatoria de un tal Nato para un familiar dormido: para Petruqui

Unas palabras vivas para ti:

Me estoy acordando de una historia que me han contado multitud de veces. Era a mediados del año 1.976. En la Cruz Roja de Badajoz nació un niño con problemas físicos. Tuvieron que llevarlo a Madrid para operarlo. El día 29 de Junio, día de tu onomástica, tú también tenías un problema físico: creo recordar que era una pierna fracturada. Pero eso no te impidió ir a visitar a ese niño recién nacido que era yo. Y es que tú siempre has estado llena de energía y buen humor. Siempre tenías un beso, un gesto animoso y amable. Y ese repertorio tuyo de frases, poesías, canciones... que sabías y que aprendiste quizá cuando más joven o incluso cuando niña. Cómo me examinabas de algunas de ellas cuando pequeño y yo me las aprendía ante tu amorosa insistencia. Y cómo conseguías que te escuchara atentamente y me riera cuando me contabas y cantabas todo aquello. Ruego a Dios que sea ahora a Él a quien estés contándoselo y cantándoselo mientras te atiende y ríe. Me comentaba mi madre hace un momento, con gesto muy triste, que hace poco te pusiste generosamente a repartir de palabra tus pertenencias entre tus familiares y gente cercana como si presintieras que te ibas a ir. Y así ha sido. Hace unos días, la última vez que te vi, estabas como dormidita y respirabas con fuerza. Sólo pude verte un momento y no te di un beso, como me habría gustado. Ahora, desde aquí, te quiero enviar todo el amor por ti que hay en mí para que puedas recibirlo, con el favor de Dios, en tu descanso pacífico, feliz, vivo y eterno. Para ti, Petruqui.