Dedicatoria de un tal Nato para un familiar dormido: para Flora

Recuerdo tu permanente ánimo y el buen humor del que hacías gala siempre que nos veíamos. Ese ánimo te impulsó a aprender a nada a una edad ya avanzada. ¡Y qué bien lo hacías! Cuando miro el cielo limpio, me parece una piscina inmensa y cristalina donde darnos un muy agradable chapuzón.